jueves, 17 de diciembre de 2009

Egeo.

Estoy asomada por la borda, mirando la espuma suicida saltar estrellándose contra las paredes del barco; hace frío, llevo únicamente mi vestido negro e intento auto abrazarme en vano, el rimel nada por los surcos que han dejado las lágrimas en mi piel, y aún alguna que otra rueda por mi mejilla… La locura comienza a hacer amagos de invadirme, quizás sea el calor o que llevo días sin apenas comer; creo desfallecer. El odio comienza a hacer estragos en mí, tratando de apoderarse de hasta el último de mis huesos; en ese momento el mar me abraza por la espalda, envolviéndome en su calor, secándome las lágrimas con un beso y tranquilizándome. Me dejo llevar… Grito, maldigo y pago mis fantasmas con aquel mar, pero no sube la marea, sino que me lleva a bailar sobre la espuma… me hace reír, y se van mis lágrimas, mis odios y mis fantasmas.

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