lunes, 12 de abril de 2010

Supongo que he creído conocerme demasiado o que el fingido no conocerme nada, quizás esas horas de incierta soledad eran más bien una salvación que la agonía que creía devorarme, cuando en verdad el propio clamor del espejo me atormenta y mis propios pasos se vuelven pesados a medida que mi ritmo cardíaco les acelera, trucandoles para que crean volar. Si..desaparecer es uno de los sueños más absurdos y cuerdos que me abruman, poder elegir otra realidad en la que no exista nadie nisiquiera yo, ni siquiera tú

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